

11 oct7 Min. de lectura


10 oct7 Min. de lectura


10 oct4 Min. de lectura
Actualizado: 7 oct
Un día me llega un mensaje de Instagram. Una agencia de curación de arte especializada en programas artísticos para hoteles y corporaciones había visto Mako I y Royal Caribbean quería algo así para su nuevo barco. Específicamente un tiburón. Y específicamente para the Start of the Seas, el crucero más grande del mundo.
El problema: Mako I ya estaba vendido.
Cuando procesé que era Royal Caribbean de verdad, pensé en los artistas que colaboran con ellos. The Pearl, esa escultura cinética gigante de 14 metros que también está en el Star of the Seas, está hecha por gente que sabe lo que hace. Y lo hace magistralmente. Y ahí estaba yo, con mis animales globo.
Un poquito de presión.
Aunque pinte el mismo animal, nunca hago dos obras iguales. Realmente creo que no sé hacerlo, nunca he sabido. Pero siempre hay miedo cuando cambias algo que funcionó. ¿Y si esta versión no conecta igual?
Me comprometí a tenerlo listo en un mes. Un poquito más de presión.
Y ahí empezó todo. Cada día pensando que esta obra iba a viajar miles de kilómetros, que la verían personas de todo el mundo. Cambié los colores, los corales , la forma del tiburón e hice el fondo más intenso: en espacios tan grandes, el color tiene que gritar un poco.
Estaba tan metida en el trabajo que se me olvidó grabar el proceso. Solo hacía fotos para mandarles siguiendo un calendario semanal ( cómo me gusta seguir calendarios). Cuando tengo un objetivo, el mundo se reduce a esa obra, a esos colores, a llegar donde quiero... y se me olvida el resto. Todo.
Cuando terminé Mako Irusus II y lo di por bueno, sentí algo raro. Satisfacción enorme, sí, pero también miedo. Que no le pasara nada en el envío, que gustara de verdad, que tuviesen la misma sensación que yo tengo al pintarlo.
Embalarlo fue extraño. Nunca pensé que uno de mis animales globo acabaría viajando más que yo.
Mientras escribo esto, Mako está navegando por el Caribe en el Start of the Seas como parte de un programa de arte para cruceros que incluye más de 14.000 obras de artistas internacionales.
Me sigo sintiendo cómoda trabajando con empresas, pero ahora entiendo la diferencia. Antes cumplía objetivos para otros. Ahora cumplo sueños propios.
Y eso da más miedo, pero también más vida.
Ahora entiendo por qué las agencias de consultoría artística buscan artistas que puedan adaptarse a encargos artísticos corporativos únicos como hoteles de lujo, yates privados o colecciones permanentes. No es solo crear arte - es crear experiencias: bucear entre corales desde una de las cubiertas del crucero más grande del mundo.
Si estás a bordo del Star of the Seas y te encuentras con Mako, salúdale y envíame una foto. Me encantaría saber cómo está viviendo su aventura, aunque no te lo creas, le echo de menos.
Comentarios